La leyenda

Según se cuenta, un pastor llamado Kaldi que cuidaba cabras en el monte observó que estas se empezaron a comportar de una manera distinta, agitadas y con más energía de lo normal. Luego de descubrir que lo que provocaba este comportamiento era el consumo de unos frutos rojos de un arbusto. Por curiosidad los probó y se sintió más animado y con más energía, sin poder conciliar el sueño por la noche.

 

Esta bebida ancestral que llevamos consumiendo por siglos tiene origen en Etiopía, África, pero la historia de cómo se descubrió sigue siendo una leyenda.

El pastor llevó muestras de estos frutos y algunas hojas del arbusto a un monasterio, donde los monjes las cocinaron en agua para lograr una bebida, pero el resultado obtenido tenía muy mal sabor. Decepcionados, botaron en la hoguera lo que les quedaba en el recipiente. Los granos comenzaron a quemarse dentro de la hoguera, desprendiéndose un aroma muy agradable. Al percatarse de esto, uno de los monjes propuso volver a intentar hacer una bebida, pero con los granos tostados, obteniendo un resultado con un exquisito aroma y sabor.

 

Desde este descubrimiento, el consumo se popularizó por todo Etiopía y se extendió al resto del mundo.